masturbación femenina

Mi camino particular a las estrellas

Todos somos caminantes en nuestra personal búsqueda.

En nuestra peregrinación hacia la felicidad.

Esta fue la búsqueda de mi camino particular a las estrellas.  

            Sinceramente, no sé muy bien lo que estoy buscando.

            Como una noche más estoy aquí esperando, esperándote en mi cama. Mas como siempre tú no estás para abrazarme, para sentirte o besarte. Vuelvo a ser yo. Yo  conmigo misma y mis propios miedos.

            Hoy como cada día, dormiré desnuda abrazada simplemente por las frías sábanas de mi cama.  Mi cuerpo cansado se roza suavemente con ellas. Abrazo tu almohada, aquella que solo unas noches atrás acunaba tus pensamientos y tus sueños. Aquella que aún huele a ti y que cobija mi llanto en tu ausencia. Haciéndome sentir engañosamente segura, como si aún estuvieras a mi lado. Inspiro tu perfume que perdura impregnado en ella y una extraña sensación de placer comienza a recorrerme. Te imagino aquí, desnudo junto a mí, tu cuerpo contra el mío. Sigo dibujándote en mi pensamiento y decido que quizás, esta noche me apetece jugar con mis fantasías.

            Cierro mis ojos y comienzo a acariciar suavemente mis pechos, pellizcándome los pezones de aquella forma que tu siempre hacías y que tanto me gustaba. Mostrando con ello, el billete de inicio de mi viaje.           

             Empiezo poco a poco, bañándo un dedo con mi propia saliva y lo llevo  suavemente hasta mi entrepierna. Me estremezco al sentirme y de una forma leve y dubitativa aquel placer empieza a recorrerme. Siento la necesidad de abrir más mis piernas como esperándote, humedeciéndome a cada sutil caricia.

            Un primer escalofrío enciende mi solitario cuerpo  al acercar paulatinamente la vibración a mi clítoris. Sin apenas esperarlo o desearlo de mis labios nace un lento y continuado gemido de placer. Me retuerzo entre las sábanas de mi cama como queriéndome aferrar a aquel instante. Los dedos de mis pies se estiran en una pausa orgásmica que contrae y tensa todo mi cuerpo. Me muerdo mi labio inferior para intentar acallar mi excitación, pues no sé si seré capaz de seguir controlándome. Mi respiración se acelera. Mi piel se eriza. Mis pechos y pezones se endurecen.

            Mis labios se van hinchando y abriendo cual puertas monumentales que dan la bienvenida a un nuevo mundo y a la aventura que he decidido vivir aquella noche. Empiezo a notar cómo ya sin remedio mi entrepierna palpita intensa y ávida de placer. Como toda yo palpito acompasada con ella. Me recreo en aquella excitación, sin control, dejándome llevar entre las olas de ese mar enfurecido. Sin calma alguna. Deseosa de más y más.

            En mi mente todo se fusiona y entonces sucede la magia. Muevo mi mano hacia mi clítoris acercando la vibración sobre él. Noto como mi respiración va a mil por hora, como mi espalda se arquea, como mis piernas se estiran, como mis muslos se mueven  contrayendo mis nalgas y mis pechos se tensan. Y solo en un segundo, todo mi cuerpo explota de forma eléctrica y descontrolada.  Siento cómo aquel elixir caliente, cual dulce caramelo líquido, surge desde mi interior humedeciéndome aún más y mojando mis sábanas.

            Sigo con los ojos cerrados, mordiéndome el labio, imaginándome que son tus ojos cálidos los que me escrutan buscando mi satisfacción. Suspiro intentando calmar mi respiración y tratando de entender lo que acaba de sucederme. Poco a poco, consigo que toda aquella aceleración vaya menguando, quedándome extenuada entre mis sábanas. Intentando resucitar de aquel orgasmo que me ha transportado muy lejos, pero a la vez muy cerca de ti. Que me ha transportado al que ha sido por esta noche  mi camino particular a las estrella.

            Todo dentro de mí aún palpita cual dulce recuerdo de aquel momento vivido.  Me noto  aún caliente  y al instante, sé que quiero más. Sé que si estuvieras a mi lado te miraría y tu conociéndome, me dirías dulce y juguetonamente «Va prou». Cuando en el fondo, lo estarías deseando tanto como yo. Por ello, sin apenas pensarlo decido volver a la carga y comienzo de nuevo a adentrarme en ese viaje vibracional. Recordándome en la excitación vivida minutos atrás y consiguiendo  que mi deseo otra vez, aumente hasta que, en solo unos segundos, vuelvo a dejarme ir.

            Y entonces llega el silencio. Dejando que mi aventura por hoy termine. Cierro los ojos teniendo la certeza que he regresado a mis sábanas vacías. Unas sábanas que  al menos por aquella noche, ya no están tan frías. Cierro los ojos y pienso que ojalá fueras tú quien hubiera estado esta noche entre mis piernas. Vibrando conmigo. Sabiendo que si  hubiera sido así, te habría abrazado con ellas como si fueran un fuerte candado para atarme ti. Y sin ya contemplaciones, cogiendo su llave y  tirándola lejos,  muy lejos. Hasta que se perdiera en la profundidad de aquel mar sin calma, en la profundidad de mi camino particular a las estrellas.

La NinyaMala

4 comentarios en “Mi camino particular a las estrellas”

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